Rosario de la Aurora

Julio Mes de la Virgen del Carmen y de la Preciosísima Sangre de Cristo

"¡Virgen del Carmen Reina de Chile Salva a tu pueblo Que clama a ti!"

ORACIÓN A LA REINA DEL CARMELO

¡Oh Virgen Santísima Inmaculada, belleza y esplendor del Carmen, Patrona y Reina de Chile! Vos, que miráis con ojos de particular bondad al que viste vuestro bendito Escapulario, mirad nuestra parroquia benignamente y cubridla con el manto de vuestra maternal protección. Fortaleced nuestra flaqueza con vuestro poder, iluminad las tinieblas de nuestro entendimiento con vuestra sabiduría, aumentadnos la fe, la esperanza y la caridad. Adornad nuestras almas con tales gracias y virtudes que sean siempre amadas de vuestro Divino Hijo y de Vos. Asistidnos en vida, consoladnos cuando muramos con vuestra amabilísima presencia, rescatadnos del fuego del purgatorio, y presentadnos a la augustísima Trinidad como vuestros hijos y siervos devotos, para alabaros eternamente y bendeciros con los ángeles y santos en el Paraíso celestial. Amén.

Preciosísima Sangre de Cristo

"¡En tus raudales de amor, lávanos, Sangre divina!"

INVOCACIONES A LA SANGRE PRECIOSA

L. ¡Oh Sangre divina y adorable, precio de la redención del universo, fuente de vida eterna que refrigeras nuestras almas, las purificas de toda mancha, e intercedes poderosamente por todo el género humano ante el trono de la misericordia! te adoramos profundamente y quisiéramos reparar, con la pureza y fervor de nuestros homenajes, las injurias y ultrajes que continuamente recibes de los hombres, y sobre todo, por sus sacrilegios y blasfemias! ¡Oh Amor divino! nos diste este bálsamo saludable para remedio de todas nuestras llagas, y en prenda de tu misericordiosa caridad para con tus hijos. Haz que todos los corazones te alaben, bendigan, y den eternas gracias.
L. Sangre preciosa por mi amor vertida:
T. ¡En tus raudales de amor, lávanos, Sangre divina!
L. Sangre de mi Dios, noble, excelsa y rica:
T. ¡En tus raudales de amor, lávanos, Sangre divina!
L. Sangre rubicunda de estima infinita:
T. ¡En tus raudales de amor, lávanos, Sangre divina!
L. Sangre del costado en la cruel herida:
T. ¡En tus raudales de amor, lávanos, Sangre divina!
L. Sangre consagrada en Hostia pacífica:
T. ¡En tus raudales de amor, lávanos, Sangre divina!
L. Sangre con que aplacas tu justísima ira:
T. ¡En tus raudales de amor, lávanos, Sangre divina!
L. Sangre que borraste la escritura antigua:
T. ¡En tus raudales de amor, lávanos, Sangre divina!
L. Sangre que te ofreces por quien más te pisa:
T. ¡En tus raudales de amor, lávanos, Sangre divina!
L. Sangre que llorando mi Jesús vertía:
T. ¡En tus raudales de amor, lávanos, Sangre divina!
L. Sangre que en las lágrimas hilo a hilo corría:
T. ¡En tus raudales de amor, lávanos, Sangre divina!
L. Sangre que te viste de hombres abatida:
T. ¡En tus raudales de amor, lávanos, Sangre divina!
L. Sangre que brotaron agudas espinas:
T. ¡En tus raudales de amor, lávanos, Sangre divina!
L. Sangre que fuiste arrastrada y escupida:
T. ¡En tus raudales de amor, lávanos, Sangre divina!
L. Sangre que vertieron manos atrevidas:
T. ¡En tus raudales de amor, lávanos, Sangre divina!
L. Sangre dulce y suave, humana y divina:
T. ¡En tus raudales de amor, lávanos, Sangre divina!
L. Sangre que nutrió la dulce María:
T. ¡En tus raudales de amor, lávanos, Sangre divina!
L. Sangre de mi alma, sangre de mi vida:
T. ¡En tus raudales de amor, lávanos, Sangre divina!
L. Sangre siempre pronta a curar heridas:
T. ¡En tus raudales de amor, lávanos, Sangre divina!
L. Sangre en que se funda la esperanza mía:
T. ¡En tus raudales de amor, lávanos, Sangre divina!
L. Sangre encendedora de las almas tibias:
T. ¡En tus raudales de amor, lávanos, Sangre divina!
L. Sangre que haces fuerte al que en Ti medita:
T. ¡En tus raudales de amor, lávanos, Sangre divina!
L. Adorámoste, preciosa Sangre, y te bendecimos,
T. Porque en la Cruz santa redimiste al mundo.

Oración: Omnipotente y sempiterno Dios, que con la Sangre de tu Hijo quisiste ser aplacado, y que nosotros fuésemos redimidos: rogamos, que nos concedas de tal suerte hacer memoria del precio de nuestra salvación, que podamos en esta vida conseguir el perdón, y en la eternidad el premio de la gloria, por el mismo Jesucristo, Señor Nuestro tu Hijo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.

preciosísima sangre