Muy bienvenidos a esta plática sobre la Resurrección de la Carne. Es un tema muy lindo, una de las cosas más hermosas que Dios, nuestro Señor, nos anuncia, y para que sea objeto de nuestra felicidad eterna tenemos que vivir conformes a su divino plan de amor, en fidelidad a sus mandamientos, y así asemejarnos a Él, en la gloria con nuestros cuerpos resucitados.
Nos ponemos en la presencia de la Santísima Trinidad que es justamente el Dios verdadero que nos va a resucitar, nos ponemos en la presencia de la Santísima Virgen Madre celestial que ya ha resucitado y Reina Gloriosísima en el cielo. Pongámonos en presencia de toda la corte celestial a la cual nos queremos incorporar en la vida eterna.
+ Por la señal de la Santa Cruz, + de nuestros enemigos, + líbranos Señor Dios nuestro, + en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén.
Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios, no desprecies las oraciones que te ofrecemos pidiendo por nuestras necesidades, antes bien líbranos siempre de todo peligro Virgen Gloriosa y Bendita, amén.
Glorioso San José, esposo de María, en todos los instantes sé tu mi amparo y guía, y no me desampares en mi última agonía, amén.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos, amén.
+ En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén.
Muy bien, vamos entonces a ver este tema tan bonito, creo que ojalá podamos saborearlo y animarnos con él a ser muy fieles en nuestra vida cristiana, si hemos estado flojos a pedirle a Dios a la Virgen y a los santos el valor de sobreponernos, si hemos estado fervorosos a ser más fervorosos, y pedir siempre la gracia de perseverar hasta el final.
Cuando hablamos de la resurrección de la carne estamos hablando de una de las verdades de la fe más importantes de todas, puede sorprender esto que digo, pero así lo dicen los santos, que es un criterio que no falla, y esta verdad de la fe insiste mucho nuestro Señor Jesucristo en ella, de que Él va a resucitarnos a nosotros y que vamos a ser resucitados a su semejanza como participando de su resurrección, es más, dice San Pablo “de alguna manera ya estamos resucitados en Cristo” porque Él nos ha merecido la resurrección en nosotros, entonces, tenemos que merecer con una vida santa el resucitar gloriosos con Él, porque los malos también van a resucitar, pero van a resucitar para su eterna desgracia. Dice San Pablo: “Si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo resucitó, y si Cristo no resucitó vana es nuestra predicación y vana es también nuestra fe”, por eso dice San Agustín que una de las verdades de la fe más atacadas por los enemigos de Dios y de la Iglesia, es justamente la verdad de la fe de la resurrección de la carne. Piensen ustedes cuántas veces en su vida habrán dicho el Credo Apostólico, el Credo compuesto por los mismos doce apóstoles, donde decimos: “creo en el Espíritu Santo, la Iglesia Católica, la comunión de los Santos, el perdón de los pecados y la resurrección de la carne”, cuantas veces lo hemos dicho, no nos extrañemos entonces que el curita diga que es una de las principales verdades de la fe, no nos extrañemos entonces que el enemigo de la raza humana, Satanás, con toda su corte de demonios estén detrás de la lucha contra esta verdad maravillosa de la fe, que nos muestra cuanto nos ama Dios. (para continuar el tema haz clic aquí y revisa todos los videos de esta plática)