Rosario de la Aurora

Octubre Mes del Santísimo Rosario

“María, Madre de gracia, Madre de Misericordia, defiéndenos del enemigo y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.”

SÚPLICA A LA REINA DE LAS VICTORIAS LA SANTÍSIMA VIRGEN DEL ROSARIO DE POMPEYA

1° Domingo de Octubre

(Puede ser rezada todos los días del año; pero lo es especialmente el Domingo del Rosario)

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Así sea.

I. ¡Oh augusta Reina de las Victorias, oh Virgen soberana del Paraíso! cuyo nombre poderoso alegra los cielos y hace temblar de terror a los abismos. ¡Oh gloriosa Reina del Santísimo Rosario!, nosotros, los venturosos hijos vuestros, postrados a vuestras plantas, en este día sumamente solemne de la fiesta de vuestros nuevos triunfos sobre la tierra de los ídolos y de los demonios – derramamos entre lágrimas los afectos de nuestro corazón, y con la confianza de hijos os manifestamos nuestras necesidades.

¡Ah! Desde ese trono de clemencia donde os sentáis como Reina, volved, ¡oh María!, vuestros ojos misericordiosos a nosotros, a nuestras familias, a nuestra República, a la Iglesia Católica, al mundo todo, y apiadaos de las penas y amarguras que nos afligen. Mirad ¡Oh Madre! cuántos peligros para el alma y cuerpo nos rodean; cuántas calamidades y aflicciones nos agobian. Detened el brazo de la justicia de vuestro Hijo ofendido, y con vuestra bondad subyugad el corazón de los pecadores; pues ellos son nuestros hermanos e hijos vuestros, que al dulce Jesús costaron sangre divina y a vuestro sensibilísimo Corazón indecibles dolores. Mostraos hoy para con todos Reina verdadera de paz y de perdón.

Dios te Salve, Reina y Madre, …

II. En verdad, en verdad, Señora, nosotros, aunque hijos vuestros, con las culpas cometidas hemos vuelto a crucificar en nuestro pecho a Jesús y traspasar vuestro tiernísimo Corazón. Sí, lo confesamos, somos merecedores de los más grandes castigos; pero tened presente, oh Madre, que en la cumbre del Calvario recibisteis las últimas gotas de aquella sangre divina y el postrer testamento del Redentor moribundo; y que aquel testamento de un Dios, sellado con su propia sangre, os constituía en Madre nuestra, Madre de los pecadores. Vos, pues, como Madre nuestra, sois nuestra Abogada y nuestra Esperanza. Y por eso nosotros, llenos de confianza, entre gemidos levantamos hacia Vos nuestras manos suplicantes y clamamos a grandes voces: ¡misericordia, oh María, misericordia!

Tened, pues, piedad ¡oh Madre bondadosa! de nosotros, de nuestras familias, de nuestros parientes, de nuestros amigos, de nuestros difuntos, y sobre todo de nuestros enemigos, y de tantos que se llaman cristianos, y sin embargo desgarran el amable Corazón de vuestro Hijo. Piedad también, Señora, piedad, imploramos para las naciones extraviadas, para nuestra querida patria, y para el mundo entero a fin de que se convierta y vuelva arrepentido a vuestro maternal regazo. ¡Misericordia para todos, oh Madre de las misericordias!

Dios te salve, Reina y Madre, etc.

 III. ¿Qué os cuesta, oh María, escucharnos, que os cuesta salvarnos? ¿Acaso vuestro Hijo divino no puso en vuestras manos los tesoros todos  de sus gracias y misericordias?  Vos estáis sentada a su lado con corona de Reina, rodeada de gloria inmortal sobre todos los coros de los Ángeles. Vuestro dominio es inmenso en los cielos; y la tierra con todas las criaturas os está sometida. Vuestro poder ¡Oh María! llega hasta los abismos, puesto que Vos ciertamente, podéis  librarnos de las asechanzas del enemigo infernal. Vos, pues, que sois todopoderosa por gracia, podéis salvarnos; y si Vos no queréis socorrernos por ser hijos ingratos e indignos de vuestra protección, decidnos a lo menos a quien debemos acudir para vernos libres de tantos males. ¡Ah! no; vuestro Corazón de Madre no permitirá que se pierdan vuestros hijos. Ese divino Niño, que descansa sobre vuestras rodillas, y el místico Rosario que lleváis en la mano, nos infunden la confianza de ser escuchados, y con tal confianza nos postramos a vuestros pies, nos arrojamos como hijos débiles en los brazos de la más tierna de las madres, y ahora mismo, sí ahora mismo, esperamos recibir las gracias que pedimos.

Dios te salve, Reina y Madre, …

Pidamos a María su Santa Bendición

Otra gracia más os pedimos ¡Oh poderosa Reina! que no podéis negarnos en este día de tanta solemnidad.

Concedednos a todos además de un amor constante hacia Vos, vuestra maternal Bendición. No: no nos retiraremos de vuestras plantas, hasta que nos hayáis bendecido. Bendecid ¡Oh María! en este instante al Sumo Pontífice. A los antiguos laureles e innumerables triunfos alcanzados con vuestro Rosario, y que os han merecido el título de Reina de las Victorias, agregad este otro: el triunfo de la Religión y la paz de la trabajada humanidad. Bendecid también a nuestro Prelado, a los Sacerdotes, y a todos los que celan el honor de vuestro Santuario. Bendecid a los asociados a la obra del Templo de Pompeya, y a todos los que practican y promueven la devoción de vuestro S. S. Rosario.

¡Oh bendito Rosario de María, dulce lazo que nos unes a Dios, Vínculo  de amor que nos juntas con los Ángeles, Torre de salvación contra los asaltos del infierno, Puerto en el común naufragio, nosotros no te dejaremos jamás!

Tú, serás nuestro consuelo en la hora de la agonía, y para Ti, será nuestro ósculo postrero al despedirnos de la vida. Y la última palabra que pronunciarán nuestros labios moribundos será vuestro dulce nombre ¡oh Reina del Rosario del Valle de Pompeya, amada Madre nuestra, único refugio de los pecadores, con-soladora soberana de los afligidos. Bendita seáis en todas partes ¡Oh gran Señora! ahora y siempre, en la tierra y en los Cielos. Así sea.

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN  DEL ROSARIO DE POMPEYA

¡Oh dulcísima Madre de Misericordia! ¡Oh única esperanza de los pecadores! ¡Oh eficaz atractivo de nuestras voluntades! ¡Oh María! ¡Oh Reina!¡Oh Señora del Rosario! vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos: recibe estas oraciones que con el afecto de nuestros corazones, rezamos en veneración de tu Concepción purísima y de los misterios de tu santísimo Rosario: por ellos te pedimos que en el trance de la muerte, cuando ya debilitados los sentidos, turbadas las potencias, perdida el habla y cubierto el rostro con el sudor de la muerte, estemos luchando con el terrible y final trance, cercados de enemigos innumerables que procurarán nuestra condenación y estarán esperando que salgan nuestras almas para acusarlas de todas sus culpas ante el tremendo tribunal de Dios; allí, salvadora de nuestras almas, allí única esperanza de nuestros desmayados corazones, allí, amorosísima Madre, allí vigilantísima Pastora, allí María.

¡Oh qué dulce nombre! Allí María, allí ampáranos; allí defiéndenos, allí asístenos, como Pastora a sus ovejas, como Madre a sus hijos, como Reina a sus vasallos.

Aquel es el punto del cual depende la salvación  o condenación eterna, aquel es el horizonte en que divide el tiempo de la eternidad, aquel es el instante en que se pronuncia la justa sentencia que ha de durar para siempre; y si nos faltas entonces ¿qué será de nuestras almas, cuando tantas culpas hemos cometido?

No nos dejes en aquel peligro, no nos desampares en aquel riesgo, no te retires en aquel horrible trance; acuérdate, amabilísima Señora, que si Dios te escogió para Madre suya, fue para que fueses la medianera entre él y los hombres; por tanto debes ampararnos en aquella hora, ¡oh María! ¡oh segurísimo sagrario y refugio nuestro!

Y como quizás entonces no tengamos fuerza ni sentido para llamarte, desde ahora, como si ya estuviésemos en la agonía, te llamamos; desde ahora nos acogemos a tu poderosísima intercesión; a la sombra de tu amparo nos ponemos, para librarnos de los merecidos rigores de Cristo,  Sol de justicia. Y esto que ahora decimos, lo guardamos para aquella hora: María, misericordia: María, piedad: María, clemencia; María Santísima, querida de mi alma, consuelo de mi corazón, en tus manos sagradas encomiendo mi espíritu, para que por ellas pase al tribunal de Dios, donde intercedas por esta alma pecadora.

¡En ti pongo mi esperanza, en ti confío, en ti espero, protégeme! Misericordia, madre mía de Pompeya, misericordia, madre de mi alma, misericordia, Madre de mi corazón, misericordia, dulcísima María. Amén.

Concluir la visita con tres Avemarías diciendo:

Oh Virgen Purísima, alcanzadme la pureza contra los escándalos de este mundo lleno de pecados.

Avemaría.

Oh María pacientísima, alcanzadme paciencia en mis penas y tribulaciones.

Avemaría.

Oh María amabilísima, alcanzadme gracia para salvar eternamente mi alma. Amén.

Avemaría.

FIESTA DEL ROSARIO: GRAN VICTORIA SOBRE LOS INFIELES EN LEPANTO GRACIAS AL REZO DEL SANTO ROSARIO

“Oh Reina del Santísimo Rosario, en estos tiempos de descarada impiedad, muestra de nuevo tu poder, con los prodigios que antiguamente acompañaban tus victorias, y desde el trono en que estás sentada, dispensando perdón y gracia, vela piadosa-mente por la Iglesia de tu Hijo, por su Vicario y por todo el orden eclesiástico y secular, que está sufriendo penosa lucha.  Acude pronto, oh poderosísima destructora de la herejía, adelanta la hora de misericordia, viendo que la hora del juicio es diaria-mente retada por innumerables ofensas. Alcanza para mí, el más despreciable de los hombres, te lo ruego suplicante de rodillas, la gracia que me permita vivir una vida justa en la tierra y reinar con los justos del cielo, mientras que con los fieles de todo el mundo, oh Reina del Santísimo Rosario, te saludo y exclamo: ¡Reina del Santísimo Rosario, ruega por nosotros!”

 

La Santísima Virgen del Pilar apareciéndose al Apóstol Santiago

"Bendita y Alabada sea la hora en que María Santísima vino en carne mortal a Zaragoza. Sea por siempre, Bendita y Alabada.”

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN DEL PILAR

Omnipotente y eterno Dios que te dignaste disponer que la sacratísima Virgen María, Madre tuya, entre coros de ángeles sobre esta Columna de mármol, enviada del Cielo, viniera viviendo en carne mortal. Y que esta iglesia fuese edificada para su honra por el protomártir de los apóstoles, Santiago, y sus discípulos; te suplicamos por sus méritos e intercesión, nos concedas alcancemos fácilmente lo que con toda confianza pedimos. Tu que vives y reinas con Dios Padre, en unidad del Espíritu Santo, por todos los siglos de los siglos. Amén.

Virgen del Pilar 2

ORACIÓN A LA VIRGEN DEL CARMEN POR LA SALVACIÓN DE CHILE

A ti recurrimos hoy, queridísima Madre del Carmen y Patrona nuestra, a implorar tu auxilio en las angustias que afligen a nuestra querida Patria.

Venimos llenos de confianza, con la confianza del hijo que se dirige a la madre; queremos, Madre querida, levantar un clamor tan hondo que no pueda ser desoído por tu maternal corazón. Vamos a un abismo; ¡sálvanos de él!

Todas nuestras obras, nuestros pensamientos, nuestros suspiros, los unimos a los méritos de Jesús y a los tuyos y te los ofrecemos por la salvación de nuestra Patria; haríamos gustosos el sacrificio de la vida si fuere necesario.

¡Oh Madre del Carmen! Una de tus primeras manifestaciones fue la figura de nubecilla que derramó fecundante lluvia en la tierra de Judea; derrama en nuestra Patria fecundante lluvia de gracias, para apagar el incendio de odios que quiere consumirla. Te pedimos que presentes al Eterno Padre esas preciosas lágrimas derramadas por Jesús sobre Jerusalén, unidas a las nuestras por este querido suelo y, que no sean Madre, presagio de futuro castigo, sino ofrenda de satisfacción y prenda de salvación.

Que nos amemos, Madre, los unos a los otros como Jesús nos amó. Que seamos uno con Jesús, así como Él es uno con su Padre.

Venga a nosotros Jesús, tu reino por medio de María. Que pronto cantemos en mejores días: Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.

Regina decor Carmeli, ora pro nobis!

Regina Pacis, ora pro nobis!

12 DE OCTUBRE DÍA DE LA HISPANIDAD

Aniversario del descubrimiento y evangelización de América

El almirante Cristóbal Colón llegando a América

APÓSTOL SANTIAGO PATRONO DE LOS PUEBLOS HISPANOS

480 aniversario de la aparición del Apóstol Santiago en la Plaza de Armas de la capital del Reino de Chile, un 11 de septiembre de 1541.

ORACIÓN AL APÓSTOL SANTIAGO MATAMOROS

Patrono de los pueblos Hispanos

Esclarecido Apóstol Santiago, deudo de la Majestad de Jesucristo según la carne, y mucho más en el espíritu; patrón vigilantísimo de las Españas (los pueblos hispánicos), que muchas veces defendisteis espada en mano de los enemigos de la santa fe católica, y las honráis con vuestras preciosas reliquias; mártir invicto del Señor, y el primero de todos los Apóstoles en confirmar con la sangre de vuestras venas la doctrina del Evangelio.

Otórguenos el Dios de los ejércitos por vuestra intercesión, la victoria sobre nuestros enemigos visibles e invisibles, y los triunfos de la Religión verdadera contra el error y la mentira, para que siendo todos los redimidos de un solo pastor y rebaño, confesemos y adoremos eternamente al Dios trino y uno, a quien sea dada continua adoración, alabanza y gloria por los siglos de los siglos. Amen.

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal,

Líbranos Señor de todo mal.

ORACIÓN DE SAN FRANCISCO JAVIER POR LA CONVERSIÓN DE LOS PAGANOS

Eterno Dios, Criador de todas las cosas: acordaos qué Vos criasteis las almas de los infieles haciéndolas a vuestra imagen y semejanza.

Mirad, Señor, como en oprobio vuestro se llenan de ellas los infiernos. Acordaos, Padre celestial, de vuestro Hijo Jesucristo, que derramando tan liberalmente su sangre, padeció por ellas. No permitáis que sea vuestro Hijo por más tiempo menospreciado de los infieles, antes aplacado con los ruegos y oraciones de vuestros escogidos los Santos y de la Iglesia, Esposa benditísima de vuestro mismo Hijo, acordaos de vuestra misericordia, y olvidando su idolatría e infidelidad, haced que ellos conozcan también al que enviasteis, Jesucristo, Hijo vuestro, que es salud, vida y resurrección nuestra, por el cual somos libres y nos salvamos; a quien sea dada la gloria por infinitos siglos de los siglos. Amén.

Oración. Oh Dios, que quisiste agregar a tu Iglesia las naciones de las Indias por la predicación y por los milagros de San Francisco Javier, concédenos que, pues veneramos la gloria de sus insignes merecimientos, imitemos, también los ejemplos de sus heroicas virtudes. Por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo por los siglos de los siglos. Amén

Los Santos Ángeles de la guarda

“Ángel de mi guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día, ni en la hora de mi muerte. Amén.”
2 de Octubre

ORACIÓN DE SAN JUAN BERCHMANS

AL SANTO ÁNGEL DE LA GUARDA

Ángel Santo, amado de Dios, que después de haberme tomado, por disposición divina, bajo vuestra bienaventurada guarda, jamás cesáis de defenderme, de iluminarme y de dirigirme: yo os venero como a protector, os amo como a custodio; me someto a vuestra dirección y me entrego todo a Vos, para ser de Vos gobernado. Os ruego, por lo tanto, y por amor de Jesucristo os suplico, que, cuando sea ingrato para con Vos y obstinadamente sordo a vuestras inspiraciones, no queráis, a pesar de esto, abandonarme; antes al contrario, ponedme pronto en el recto camino, si me he desviado de él; enseñadme, si soy ignorante; levantadme, si he caído; sostenedme, si estoy en peligro, y conducidme al cielo para poseer en él una felicidad eterna. Amén.

Santos APÓSTOLES SIMÓN EL CANANEO Y JUDAS TADEO

28 de Octubre

“Oh Dios, que nos habéis dado a conocer vuestro Nombre por medio de la predicación de vuestros Apóstoles San Simón y San Judas; haced que celebremos siempre su eterna gloria con nuevo fervor, y que adelantemos en vuestro amor solemnizando su memoria: Por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén”

SAN RAFAEL ARCANGEL

Defensor de la castidad juvenil, de la santidad matrimonial, de los enfermos y peregrinos. Patrono de los médicos y farmacéuticos.

“Oh glorioso arcángel San Rafael, príncipe ínclito de la corte celestial, preclaro en dones de gracia y sabiduría; guía de los peregrinos por mar y tierra, consuelo de los desgraciados y refugio de los pecadores. Asistidme, os ruego, en todos los trabajos y necesidades de esta vida, como asististeis al joven Tobías, cuando peregrinaba.

Siendo como sois medicina de Dios, os ruego humildemente que os dignéis sanar, si me conviniere, los males y enfermedades de mi alma, con que mi cuerpo es agravado. Principalmente os pido una pureza angélica, con la que merezca ser templo vivo del Espíritu Santo. Amen.”

SAN LUCAS

Patrono de los médicos y artistas
28 de Octubre

“Haced, Señor, que San Lucas vuestro Evangelista sea nuestro intercesor para con Vos, puesto que a honra de vuestro santo Nombre llevó continuamente sobre su cuerpo la mortificación de la Cruz: Por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén”